Cristian Iván Zaracho

Somos todos iguales ¿realmente lo somos?

 

     Todos somos seres únicos, irrepetibles, distintos. ¿Distintos respecto de qué? ¿Quién dice lo que está bien o mal? Acaso porque una persona se enamore de otra de su mismo sexo, ¿no tiene la misma capacidad de sentir como un heterosexual? Pienso que ser homosexual no es una elección, mucho menos una enfermedad, se trata de la naturaleza y ésta es sabia.

     

     Otro ejemplo es tener alguna “discapacidad” a la que prefiero caratular como “capacidad diferente” ya que, como todo el mundo, podrán destacarse en algunas cosas y en otras no. O quizá le cueste un poco más y logre hacerlo de igual manera. Por ser “discapacitado” son inmediatamente excluidos en los distintos ámbitos de la sociedad, padeciéndolo con más intensidad en la niñez o adolescencia. ¿No pueden jugar como alguien ‘normal’? ¿Qué es normal?

     

     Todos tenemos los mismos derechos de sentir, jugar. Y si ellos son los distintos y nosotros los capaces de adaptarnos entonces ¿por qué no modificamos nuestros hábitos y de esa manera incluirlos? Alguna vez debemos pensar cómo sería si las cosas si fueran al revés: si los discapacitados somos nosotros los normales y los que son atacados los heterosexuales.

     

     No pensamos en el salto cualitativo y cuantitativo que daríamos como sociedad cuando pongamos en práctica la tan repetida frase “somos todos iguales”.