Cristian Iván Zaracho
Escuela de las Américas
La escuela de los Genocidas
El mundo se encontraba sumido en un conflicto bélico en el que unas 50 millones de personas, civiles y militares perdieron la vida durante la guerra que se extendió entre 1939 y 1945. Estados Unidos se encontraba preparado para atacar, sin intervenir. Pero los japoneses, decidieron desafiar las fuerzas norteamericanas y lanzó una ofensiva que no había dado resultados deseados, los kamikazes optaron por estrellar sus aviones contra los buques yankees, lo que derivó en la guerra del pacífico y culminó cuando Estados Unidos respondió con bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki el 15 de agosto de 1945, marcando el fin del conflicto, reconociendo los japoneses la superioridad del adversario sin más remedio que rendirse.
Apenas terminada, el mundo sería parte de otra guerra. Ya no sería cuerpo a cuerpo, sino más bien, ideológica, la que se conoció como Guerra Fría.
En este plano fue creado un centro de adiestramiento a militares de toda Latinoamérica. Un sacerdote estadounidense, Roy Burgeois -veterano de Vietnam- fue el encargado de entregar pruebas a la Audiencia Nacional de Madrid: una lista de más de 60.000 militares que tomaron clases en la Escuela de las Américas, donde fueron entrenados en tácticas contrainsurgentes y aprendieron de la Doctrina de Seguridad Nacional.
Entre los participantes de esta escuela se encuentran los imputados por los desaparecidos en Chile. También los tristemente conocidos por los argentinos, Videla, Galtieri y Viola y otros líderes militares latinoamericanos. Burgeois indica que para que tal entrenamiento pueda llevarse a cabo, la EA contó con el patrocinio de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y del político y diplomático estadounidense Henry Kissinger.
Según se desprende de un importante documento de la época y recopilado por Lisa Haugard en “Text book Repression: US training Manuals desclassified”,- en la revista de investigación “Covert Action Quarterly, nº 61, 1997- sostiene que “El manual es un catálogo útil de consejos y herramientas. Las sugerencias incluyen instrumentos contundentes, filosos, caídas de gran altura a una superficie firme, envenenamiento” entre otros. *
En dicho manual, se dan algunos consejos curiosos:
a- “puede ser necesario asesinar a un líder político cuya carrera empieza a florecer y que representa un peligro claro y presente a la causa de libertad. Sin embargo, raramente se puede emplear el asesinato con una conciencia clara. NO DEBEN INTENTARLO LAS PERSONAS QUE SON MORALMENTE DELICADAS”.
b- “el accidente más eficiente en un asesinato simple es una caída sobre una superficie sólida desde 75 pies o más. Sirven ascensores, escaleras, ventanas sin red metálica y puentes. Caídas al agua desde puentes, no son fiables”.
En el manual, también se indican cuáles son las formas más y menos convenientes de aplicar torturas. Se incluye por ejemplo, que “es necesario contar con el permiso del cuartel general si en los interrogatorios se van a utilizar métodos o materiales médicos, químicos o eléctricos” y agrega “siempre es más fácil utilizar técnicas psicológicas, porque la amenaza de infligir dolor puede causar efectos más dañinos que la sensación inmediata de dolor. De hecho, la mayoría de las personas subestima su capacidad de aguantar dolor”.
Para 1990, la Escuela de las Américas quedó bajo el control público, tras ser investigada por la Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas, luego de que se demostrara que 69 oficiales salvadoreños eran graduados de la institución y fueran encontrados culpables en cargos de asesinato, violación y tortura en su país.
El sacerdote católico Burgeois junto con unas 10000 personas, se manifestaron en la puerta de Fort Benning, Georgia, Estados Unidos y le costó 18 meses de cárcel. Sin embargo, la escuela fue oficialmente cerrada. Aunque dio paso al Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica (WHISC, siglas en inglés), que actualmente instruye y prepara a unos mil soldados provenientes de países latinoamericanos. Es una extensión de la Escuela de las Américas, su nombre fue el único cambio significativo respecto de la época de la Guerra Fría, salvo una cátedra de carácter optativo de cuatro horas sobre Derechos Humanos. Se sigue entrenando hasta el día de hoy en Inteligencia Militar, operaciones psicológicas y comando, además de cómo infiltrar grupos, instituciones y organismos de derechos humanos.
Cristian Zaracho
Fuentes consultadas: Documental “la escuela de las Américas”:
https://docs.google.com/file/d/0B2NWvkxjvFHaUmE3aUlRMzRMb3c/edit?usp=drive_web
* En publicación de la revista Tres Puntos, 13 de enero de 1999, España, página 39, de la nota “cómo asesinar con eficacia”.